domingo, 25 de julio de 2010

DÍA 25 DE JULIO – Escapada a las Cuevas del Lanquín y Semuc Champey.

Hoy domingo hemos aprovechado para visitar una de las zonas más bellas de Guatemala: Semuc Champey. Antes de llegar allá hemos pasado por las Cuevas de Lanquín, otra de las maravillas del subsuelo guatemalteco.

Las grutas de Lanquín ha sido un parque nacional desde 1955, así que para allá nos fuimos. Lo más reseñable de la visita dentro de las resbaladizas cuevas fue la guía de la visita (María Teresa).

Se trataba de una mujer de baja estatura, de mediana edad, rellenita y amigable hasta cierto punto; digamos que tenía un carácter un poco raro.

Empieza la visita hablando de la grandeza de las cuevas y poco a poco, conforme va relatando la historia de las cuevas vemos que patina un poco. Voy a poneros algunos ejemplos de la elocuente guía:
“Nos encontramos en las Cuevas de Lanquín, uno de los lugares más sagrados del mundo”.
(¿Desde cuándo?).
“Estas cuevas tienen una longitud de miles de kilómetros. Algunos han dicho que hay salida por un pueblo que se encuentra muy lejos de aquí”.
(¿Miles de kilómetros?).
“Esta obra de Dios es el lugar más seguro del mundo; cualquier desgracia natural o de cualquier tipo que pasara en el exterior, la gente se escondería en estas cuevas y nada les podría pasar porque estaban protegidos del Señor”.
(Si hay una Tercera Guerra Mundial, ya saben donde tienen que ir).
La guía continuó con la visita y nosotros íbamos detrás mirándonos entre nosotros sin entender muy bien de si se trataba de una broma.
“Disculpe, una pregunta, esta es una zona en la que se producen inundaciones, ¿las cuevas permanecen secas o dan lugar a riadas en la propia cueva?”.
Esta pregunta la hice con la mayor de las inocencias y tuve como respuesta lo siguiente de nuestra especial guía:
“¡¿No le he dicho que son sagradas y que aquí no pasa nada?!”.
(Se hizo el silencio. Todos nos mirábamos asombrados y claro está, tomándonoslo con humor. La incredulidad iba en aumento).

No quise preguntar por los seísmos. Lo dejé por imposible y continuamos la visita.

En un momento dado, María se encontraba francamente mal. Estaba aguantando los dolores estómago como una campeona y cuando nos parábamos aprovechaba para sentarse. Yo le pregunté sin necesitaba algo y respondió un espontáneo “Estoy jodida”.
Nuestra querida guía lo escuchó y no se le ocurrió otra cosa que decir: “Yo también estoy jodida y aquí estoy”.
(Nuestro asombro iba en aumento, pero al final le cogías cariño y todo a la jodía’).

Después estuvimos hablando de su vida y nos contó que su padre era pastor (suponemos que de alguna Iglesia protestante), casado con su madre y que tenía 2 hermanos más.
Lo cierto es que cuando era pequeña pasaba muchos días sola puesto que viajaban sus padres a participar en hechos religiosos en otras poblaciones.

Una de las veces fue violada a la edad de 12 años. Cuando los padres regresaron a casa ella contó lo que había pasado. El padre (recuerdo, pastor de una Iglesia), la culpó y la repudió. Fueron sus hermanos los que la defendieron e hicieron al padre entrar en razón. De esa horrible situación, nació su hijo.

Por muy increíble que parezca, en Guatemala no existe la legalización del aborto en supuestos de violación. ¿Se lo pueden creer? ¿En qué situación se deja a la mujer? Esta falta de autodeterminación de la mujer inclusive en casos de delitos de violación es propia de un parlamento inmensamente masculino y machista.




FOTOS. Cuevas de Lanquín.

Directamente tras disfrutar de las Cuevas de Lanquín nos dirigimos al Paraíso Natural de Semuc Champey. El nombre significa "agua sagrada que se esconde en la piedra". Y es que el río de cauce fuerte llega a internarse en la roca y deja en la superficie una serie de pozas de aguas tranquilas.

Antes de llegar a las pozas tuvimos que subir (casi escalar) una montaña en plena zona selvática para apreciar desde lo alto la belleza del paisaje. Fue una subida de algo menos de una hora. La gran intensidad de la subida junto con el calor hizo que dos compañeras sufrieran una bajada de tensión, que fue solucionada con un ritmo más lento y unas galletas. Lo cierto es que mereció la pena. El paisaje es espectacular y después al regresar abajo, por otro sendero, pudimos disfrutar de un refrescante baño en las pozas.








FOTOS. En Semuc Champey.

¡Problema! Empezó a llover. Tengo que aclararos algo. El camino de regreso era de 2 horas de la ya conocida “terracería” hasta llegar a la carretera asfaltada. Habíamos alquilado el transporte más barato, con lo cual, en vez de tener un 4x4, íbamos en una furgoneta de la II Guerra Mundial, con tracción trasera, sin amortiguadores. Las lluvias abundantes provocan patinadas sobre el camino la mayoría sobre piedras. Por último, y para dar más aventura a la experiencia, la zona es muy montañosa con lo cual a uno de los lados del camino casi siempre había un precipicio significativo.

Muchos pensaréis: ¡Ya está Carlos exagerando! Pues bien, salvamos varias derrapadas y varios amagos de irnos precipicio abajo. Finalmente 4 de los 7 se tuvieron que bajar y María, Cristina y yo nos tuvimos que pasar a la parte trasera para aumentar el peso en esta zona de la furgoneta.

Las otras chicas que se tuvieron que bajar subieron parte del camino caminando bajo la lluvia y después un amable señor las subió en su “pick up” (4x4).




FOTO. De nuestro regreso.

Después de cenar hemos ido a charlar y a “tomar” (beber) a casa de un amigo que hemos hecho guatemalteco. Hemos hecho un grupo bastante grande. Son jóvenes de familia acomodada, estudiantes de geología, de administración y dirección de empresas, ingeniería forestal, etc. Son muy buena gente que sobre todo nos han abierto los brazos e integrado en su grupo de una forma natural. Esto cuando estás en otro país lejos de tu gente lo agradeces y nunca lo olvidas.




FOTO. Con nuestros amigos guatemaltecos.

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